Cada día una madre se despierta sabiendo que tendrá que correr más rápido para cuidar y educar a su bebé de alta demanda.

Cada día, una madre de alta demanda se despierta sabiendo que tendrá que correr más rápido que un guepardo para satisfacer las demandas constantes de su hijo, sabiendo que, haga lo que haga, nunca será suficiente.

Cada mañana, un opinólogo se despierta convencido de que sus consejos no solicitados ayudarán a una madre en dificultades y, cuando conozca a esta madre guepardo, estará listo para regañarla y llamarla «madre perezosa» porque, por desgracia, se queja a menudo de tener un niño muy diferente de los demás y que parece inconsolable.

Cuando un bebé de alta demanda y una madre de alta demanda se conectan, el producto es un agujero negro en el que se absorbe todo el núcleo familiar.

Como madre de una niña de altísima demanda, puedo testimoniar esa sensación de cansancio crónico que se mezcla con la pérdida de lucidez, pérdida de identidad y un sentimiento incesante de frustración. Un cóctel explosivo que, personalmente, me hizo (me hace) sentir como si estuviera bajo el agua en constante apnea, sin poder salir a la superficie.

Para un niño de alta demanda, la figura de cuidado principal  (en la mayoría de los casos, la madre) se convierte en todo su universo, sin dejar espacio para nada fuera de él.

Puede parecer una exageración, pero quienes lo han pasado solo pueden sentirse identificados.

¿Todos los niños son de alta demanda?

Pues bien, cada vez que comparto mi experiencia con alguna madre desesperada que me dice (casi siempre con cierto sentimiento de vergüenza y culpa) que su dulce bebé es un niño de alta demanda, me encuentro frente a las opiniones de algún espectador que comienza con el típico comentario sarcástico: «jajaja, al parecer en esta época cualquier niño es de alta demanda…«.

Lo he escuchado tantas veces en mi círculo de conocidos, familia y parientes que, cada vez que se me plantea esta FUQ, mi cerebro cierra sus puertas antes de que entre en ebullición, hasta que estalla y manda ‘a tomar por…’  al  inteligente de turno…

Lo que más me molesta es que este tipo de comentario viene, estadísticamente hablando, especialmente de mujeres, del que el 99% son madres.

Bueno, cuando escucho esta frase, me siento como NEO de Matrix moviéndose para esquivar otra bala…

Quizás te parezca trágica, pero te aseguro que tener que luchar día a día con el temperamento de mi pequeña de casi 3 años y, al mismo tiempo, tener que soportar los constantes comentarios, insinuaciones y ataques directos de: esposo, suegros, padres, parientes en general, amigos y pseudoamigos, que se improvisan psicólogos infantiles, me lleva a un nivel de estrés tal que, inmediatamente después, tengo que hacer un trabajo duro para mantener el equilibrio y permanecer a medio camino entre el ‘vete a la mierda‘ de Fernando Fernán Gómez y la mansedumbre de Osho…

¡Pero vayamos al grano!

Pues bien, si has llegado hasta aquí, es muy probable que también tú, como yo, seas madre de un niño de alta demanda y hayas experimentado todos los sentimientos de rabia, estrés, rencor, tristeza (y quien más tenga, más ponga) cuando te enfrentaste a los comentarios del primer imb…. Perdón… payaso de turno que intenta menospreciar tu trabajo y tu carga de madre con un niño un poco peculiar.

En ese caso, bienvenida al club de las ‘BAD MOMS‘ porque, obviamente, quien no nos cree y nos dispara este tipo de comentario seguramente nos está diciendo: 

1) que somos unas perezosas;

2) que no somos capaces de soportar nada;

3) que no sabemos lo que significa sacrificarse;

3) que somos unas quejicas perdidas… 

¡A tomar por saco!

Pero si has pasado por aquí por casualidad y el título del post te ha intrigado o, quizás, eres una de esas mujeres/madres o personas que, al menos una vez, han recibido o lanzado la fatídica frase anterior, convencidas de que los niños de alta demanda no existen y que esta definición es solo un mito creado para justificar la incapacidad de sacrificarse (atribuida en repetidas ocasiones a la generación de los millennials), entonces te invito a quedarte y profundizar un poco más en el tema, sin sentirse agredid@ o menospreciad@ (para eso ya están las MALAS MADRES) .

ALTA DEMANDA, ¿UN “MITO” INVENTADO POR LAS MADRES FLOJAS?

Como mencioné anteriormente, existe la idea generalizada de que los niños de alta demanda no existen y que aquellos que son definidos como tales por sus padres no son más que niños más mimados y, por lo tanto, caprichosos.

Según teorías que se remontan a la época de “Los Picapiedras”, cuando un padre ve llorar a su hijo y lo toma en brazos, lo estaría malcriando.

Déjalo llorar – dice el sabio del barrio – para que fortalezca sus pulmones

No hablemos de cuando un niño, que ha superado el año de edad, sigue siendo amamantado y duerme con los padres…

«es un caprichoso y es tu culpa que lo mimes demasiado

Y cuando intentas explicarle que tu hijo siempre ha necesitado más contacto y el pecho es como su refugio porque le da la seguridad que necesita, te contestan: “¡Qué tontería! La alta demanda no existe…

Todos los niños necesitan contacto. Y además mi mamá solo me dio el pecho durante 3 meses y no salí tan mal”.

Mi reacción ante tan infelices comentarios…

Probablemente, los partidarios de la mitología me dirían que soy una talibán  de la alta demanda y que no es más que un invento de nuestra época, así como la crianza respetuosa, la disciplina positiva y patatín patatero.

Por eso, en el siguiente párrafo quiero hablarte de las características que distinguen a los niños de alta demanda, te revelaré qué hay detrás de este rasgo de carácter y por qué es tan importante para nosotros los padres darle un nombre.

ORIGEN DE LOS NIÑOS DE ALTA DEMANDA

La palabra Alta Demanda fue utilizada por el pediatra William Sears, también considerado el padre de la teoría del apego (Attachment Parenting).

Combinando estudios psicológicos y médicos existentes con su experiencia personal, demostró que el grado de sensibilidad y disponibilidad emocional de los padres hacia sus hijos jugaba un papel crucial en la capacidad de los niños para sentirse seguros y era un factor clave para convertirlos en adultos emocionalmente felices, independientes y con buena autoestima.

Pues bien, durante su experiencia como padre, el Dr. Sears notó que, de todos los hijos que había tenido, la cuarta y última era diferente.

Desde el principio, Hayden demostró ser una niña que necesitaba mucha atención e, incluso cuando se la concedían, nada parecía consolarla. Además, era insaciable, no sólo en cuanto a la comida, sino también en cuanto al consuelo, y se aferraba constantemente al pecho de su madre.

Todas estas conductas no habían ocurrido con los otros 3 niños y esto obligó al Dr. Sears a cuestionar todo su conocimiento y experiencia y a estudiar más detenidamente un fenómeno del que ya había oído hablar varias veces en su consulta de otras madres y que, sin embargo, consideraba que se debía a algún problema médico específico o a una necesidad de apego normal de sus hijos.

El Dr. Sears se dio cuenta de que su hija no tenía nada inusual y era una bebé perfectamente sana. Lo que la diferenciaba de la mayoría de los niños era simplemente su «temperamento difícil» que la hacía parecer siempre insatisfecha, hambrienta de contacto y atención y reacia a dejar los brazos de su madre.

Entonces, gracias a su hija, el Dr. Sears se dio cuenta de que hay niños más intensos e insatisfechos, que necesitan más cuidados y atención… más presencia. De ahí nació el término: High Need Baby, o niño de alta demanda.

CARACTERÍSTICAS DE LOS NIÑOS DE ALTA DEMANDA

Ahora que sabes que el origen del término niño de alta demanda no es un invento y fue utilizado por un médico pediatra con años de experiencia y padre de 4 niños, resumiré en unos pocos puntos las características (positivas y negativas) que suelen poseer los niños que se denominan «de alta demanda» o «High Need Babies«:

Veámoslas a continuación:

  • Tienen una personalidad y un temperamento muy fuertes. Son tercos y no realizan concesiones fácilmente;
  • Son muy intensos en lo positivo (manifestación de alegría y emoción) y en lo negativo (caprichos, frustración, estrés);
  • Son hipersensibles y perciben con mucha más intensidad todos los más mínimos estímulos que les llegan del exterior;
  • Son muy inteligentes y espabilados. Según algunos estudios, un gran porcentaje de niños con este tipo de personalidad demuestran altas capacidades cognitivas y un coeficiente intelectual muy superior a la media.
  • Tienen mucha energía y vitalidad, tanto que parecen incansables;
  • La consecuencia del punto anterior son los problemas de sueño.  Pregúntale a cualquier madre o padre de niños de alta demanda cuál es la parte más dura del cuidado y educación de sus hijos y te responderán, sin duda, que son los problemas de sueño, el dormir muy poco y la dificultad para conciliar el sueño. Estos son niños que tienen despertares nocturnos continuos y parece que su cama o cuna tenga espinas.
  • Necesitan continuamente el contacto físico y, en consecuencia, amamantan continuamente.

CÓMO SABER SI TU HIJO ES UN NIÑO DE ALTA DEMANDA

Las que acabo de enumerar son solo algunas de las características principales que muestran tener la mayoría de los High Need Babies.

Muchas madres o padres de niños con un temperamento un tanto peculiar buscan información útil para entender qué les está pasando a sus hijos. 

Si tú o algún conocido se han encontrado diariamente frente a crisis de llanto inconsolable, solicitudes continuas de contacto, días intensos con tu hijo que, más que un cachorro humano parece un pequeño koala, probablemente leyendo aquí y allá en la web, te habrás preguntado si el tuyo es un niño de alta demanda.

Antes de ayudarte a encontrar la respuesta, déjame decirte que hay una cosa que siempre respondo a las mujeres o madres que lanzan la fatídica afirmación de que “los niños de alta demanda no existen, que todos los niños son igual de exigentes”.

Y es que, si eres madre o padre de un niño de alta demanda, una vez que te enteres de las características de los High need babies, no te quedarán dudas.

Me refiero a que una madre que dice que no hay hijos de alta demanda, seguramente, no tiene un hijo de alta demanda y no puede entender lo que es.

Sólo quienes viven con un temperamento tan difícil y exigente, sean o no padres primerizos, son capaces de ver desde los primeros días de vida de su hijo que tiene algo diferente a los demás niños.

Incluso parece que muchas madres (a mí me pasó lo mismo) ya durante el embarazo cuentan haber notado en su propio vientre la inquietud de su hijo (que, más que un feto, parecía un mini Hulk Hogan martillando en la barriga y pateando la vejiga).

Entonces, si te has preguntado varias veces:

– por qué tu hijo es tan diferente de los hijos de tus amigos;

– porque no duerme nada;

– porque todo lo que haces para satisfacer sus demandas parece no satisfacer sus expectativas;

– porque siempre parece enojado e insatisfecho;

– porque solo quiere estar en brazos, pegado al pecho y constantemente pide tu presencia;

Pero, sobre todo, porque siempre te sientes más cansad@, estresad@ y agotad@ que otros padres que conoces…

¡PUES YA TIENES LA RESPUESTA! 

LA ALEGRÍA DE TENER UN HIJO DE ALTA DEMANDA

Parece que te estoy tomando el pelo… Pero te aseguro que ser madre o padre de un niño de alta demanda también tiene sus aspectos positivos.

¿No te lo crees? Entonces significa que tu cachorro aún no ha superado los fatídicos 3 años.

Bueno, a decir la verdad, ni siquiera mi Maya ha acabado con su adolescencia temprana, típica de los 2 años, y por lo tanto, dirás: «¿de qué hablas?».

Afortunadamente, leo y estudio mucho y, escuchando también muchos testimonios de madres con hijos un poco más mayores y muy demandantes, sé que lo que hoy nos parecen características negativas y difíciles de gestionar, mañana se convertirán en aspectos más que positivos para nuestros hijos y para nosotros los padres.

La intensidad que caracteriza a los niños de alta demanda, por ejemplo, es uno de esos aspectos que personalmente amo más… Parece un contrasentido, pero precisamente esa intensidad que sacan fuera cuando están viviendo un momento de frustración y estrés, se convierte en una hermosa aliada cuando se transforman en niños felices y emocionados.

¿Has notado cómo, por ejemplo, ante una sorpresa saltan de alegría y gritan como una soprano? No sé, tú, pero ¡a mi esto me emociona muchísimo! 

En esto ya podrás vislumbrar las diferencias con un niño menos intenso… Las manifestaciones de emociones están literalmente desbordadas y levanta la mano si no te has dejado contagiar por esta energía desbordante y disruptiva.

Además, siempre escuchando otros testimonios y según mi experiencia personal, los niños de alta demanda son muy cariñosos

Esto no quiere decir que otros niños no lo sean, pero me refiero a la forma en que lo demuestran… Así como sucede con la intensidad con la que expresan una emoción de alegría, lo mismo sucede con las demostraciones de amor, especialmente hacia sus seres queridos.

En definitiva, un niño de alta demanda no solo trae cansancio y dolor sino que, si logramos encontrar la clave para manejar su fuerte temperamento, siendo pacientes y sabiendo que todas las dificultades se las llevará el tiempo, habremos ganado una criatura  rica en amor, inteligencia y alegría, en definitiva, un pequeño huracán sin el cual la vida no tendría el mismo sentido que tiene hoy.

Si después de mis palabras, sacadas del kit basado en el método ‘ver el vaso medio lleno«, sigues sin ver la luz y la esperanza, te invito a descubrir la clave para gestionar a tu hijo de alta demanda (alias pequeño terremoto) y hacer que la convivencia y su crianza sean un poco menos traumáticas para ambos.

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