¿Tengo suficiente leche para mi bebé?

Muchas mujeres, a pesar de su fuerte deseo de amamantar a su bebé, se preguntan, como yo lo hice durante el embarazo, si podrán amamantar y si tienen suficiente leche.

Recuerdo que mi madre me decía una y otra vez que no había podido amamantar a mi hermano y a mí durante más de 3 meses porque no tenía mucha leche, a pesar de tener los senos grandes. Y luego me habló de su madre que, a pesar de tener los senos muy pequeños, producía leche para todo el pueblo.

Y me lo había creído tanto que, durante mi embarazo, me repetía a mí misma:

“Ojalá pudiera amamantar… ¿Tendré suficiente leche para mi bebé?”

La verdad sobre la producción de leche materna y cómo superar las barreras de la lactancia

Cuando leí “Un regalo para toda la vida: Guía de la lactancia materna” de Carlos González (para mí un mito y una leyenda), se me abrió un mundo y descubrí que lo que mi madre me repetía como una letanía era completamente falso.

Como explica González, y como nos informan muchas divulgaciones científicas, la mayoría de las madres son capaces de amamantar, ya que la madre naturaleza nos ha dotado de este espléndido don que se activa cuando el bebé se agarra al pecho y succiona.

Cuando comencé a leer sobre el tema, pensé en los muchos (falsos) mitos que se han difundido y que también han llegado a mi generación y me da mucha rabia porque esa era una de las principales razones por las que muchas madres, a la primera, dejan la lactancia materna, a menudo también guiada por personal médico poco capacitado o mal informado.

Yo también corrí el riesgo de caer en la misma trampa cuando, recordando la leyenda contada por mi madre, pensé que teniendo pechos pequeños tal vez la teoría se aplicaría a mí también y tendría mucha leche como mi abuela…
Pero me asaltaron muchas dudas y vi la lactancia materna como un super poder concedido sólo a unas pocas mujeres.

Ahora que lo pienso, me dan ganas de reír y me gustaría regalar a todas las madres (nacidas entre los años 50 y 60) un libro de González para que vuelvan a pensar en esas estúpidas creencias.

Racionalmente me digo que no es culpa suya, porque todavía no existían estudios tan avanzados sobre la lactancia. Pero, cuando explico bien que lo que los pediatras decían a las madres (precisamente cuando llegaban a los 3 meses de lactancia) sobre la carencia de leche (que teóricamente hacía que el niño llorara continuamente porque no se saciaba) era, en la mayoría de los casos, una cosa falsa, todavía se ríen en mi cara e insisten en las excusas que se han contado a sí mismas o que quisieron creerse.

Si aún no has leído mi post sobre las famosas crisis de lactancia, te anticipo que se trata de crisis que se dan en momentos puntuales durante la lactancia materna.

En particular, la crisis del 3er mes se produce porque el niño, por razones de crecimiento, necesita modificar la producción de leche y vive un momento de cambio importante, ya que tendrá que aprender por sí mismo a modificar la succión (a tomar más leche en menos tiempo) y conseguirá que las mamas produzcan toda la leche que necesita.

Desafortunadamente, a pesar de la información que tenemos disponible, muchas madres se dan por vencidas ante la primera crisis y piensan, víctimas de la herencia cultural y creencias aún en boga, que no tienen suficiente leche.

Si luego son seguidas por ‘profesionales’ anclados en las teorías de la época de Fred Astaire, entonces la cosa solo puede tener un efecto negativo para la lactancia y para el bebé.

Casos reales en los que no puedo amamantar a mi bebé

Como he comentado antes, casi todas las madres son capaces de amamantar a su bebé, y si eres capaz de amamantar desde el principio, no hay muchas razones o causas por las que la leche pueda ser muy poca o mucha.

Entre otras cosas, me pregunto cómo podemos saber si una persona produce mucha o poca leche, ya que no tenemos una sonda que entra en nuestros senos para decirnos cuánta leche estamos produciendo.

Sin embargo, existen signos que nos pueden hacer sospechar que nuestro bebé no se está alimentando lo suficiente con la leche materna. Por ejemplo cuando:

  • No gana suficiente peso o incluso lo pierde;
  • No moja suficientes pañales (en el caso de los recién nacidos, cuando orinan menos de 6 veces al día), la orina es amarilla y tiene un olor fuerte. Estos podrían ser síntomas de algún problema y debes consultar a tu pediatra.

También hay casos excepcionales que, por desgracia, hacen que una madre no pueda amamantar a su bebé.

De hecho, después de haber analizado los casos anteriores, cuando una madre tiene la confirmación de que no puede producir mucha leche o incluso se da cuenta de que no produce nada, podría sufrir hipogalactia.

Entre las posibles causas de la hipogalactia puede existir un desequilibrio hormonal o fisiopatológico que interfiere, en mayor o menor medida, en la correcta producción de leche y que puede deberse a:

  • Hemorragia grave antes o después del parto que desencadena el síndrome de Sheehan;
  • Placenta retenida;
  • Anemia grave
  • Obesidad patológica;
  • Trastornos de la tiroides (especialmente hipotiroidismo no controlado);
  • Síndrome de ovarios poliquísticos;
  • Hipertensión.

En otros casos, la hipogalactia puede estar provocada por la dificultad del bebé para succionar debido a las siguientes causas:

  • Debilidad debida a inmadurez o enfermedades (prematuridad, enfermedades cardíacas, síndromes genéticos, etc.);
  • Labio leporino, paladar hendido y otras malformaciones faciales;
  • Anquiloglosia (breve frenillo sublingual);
  • Retrognatia o micrognatia (mandíbula inferior muy retraída o reducida);
  • Hipotonía/hipertonía (falta de tono muscular adecuado para realizar los movimientos rítmicos de succión necesarios);
  • Traumatismos o lesiones relacionadas con el nacimiento (heridas por fórceps, ventosa, etc.).

¿Qué ocurre si no puedo dar de mamar o no tengo suficiente leche?

Como hemos visto anteriormente, la leche de una madre es el mejor alimento para su hijo. Sin embargo, en los casos en que no sea posible amamantar o producir leche, lo primero que recomiendo es consultar a un experto en lactancia.

Hoy contamos con miles de recursos, asociaciones y grupos de apoyo, físicos y online, que apoyan la lactancia materna y que pueden ayudar a saltar los obstáculos que se presentan en el camino de una madre.

He conocido de primera mano a muchas madres que no podían amamantar o que tenían dificultades en el momento del agarre al pecho del bebé  y que, gracias a la ayuda de matronas especializadas en la materia o de asociaciones pro lactancia, han conseguido reanudar o iniciar la lactancia con éxito.

Sin embargo, si por motivos de salud no puedes producir leche y, con la ayuda de un experto, te das cuenta de que no es posible amamantar, te recomiendo que consultes en los centros de salud de referencia para considerar la opción de dar a tu bebé la leche donada por otras madres.

Por último, si aún tienes dudas y buscas una guía experta que pueda ayudarte e informarte sobre la lactancia materna, te sugiero que consultes la web de «LA LIGA DE LA LECHE«, donde encontrarás todo lo que necesitas saber para amamantar con éxito y disfrutar completamente de tu lactancia.

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